martes, 4 de noviembre de 2008

Demasiado premio para Talleres. Fue 1 – 2 en Lomas de Zamora.

El partido estaba programado para el jueves a las 21:10 en el estadio Eduardo Gallardón. No obstante, y como consecuencia del fallecimiento de Pedro Pompilio, presidente hasta ese momento de Boca Juniors y vicepresidente segundo de la AFA, se decidió postergar el encuentro hasta el día siguiente.
Y así fue, el viernes a las 16:00 horas, Los Andes salió al terreno de juego para enfrentar a Talleres, un rival directo en la lucha por la permanencia.
Los últimos resultados positivos ante Ferro y Aldosivi generaron gran expectativa en la hinchada de Lomas de Zamora, que se acercó en gran número al estadio.
Por su parte, Enrique Hrabina, también motivado por los últimos logros del equipo, intentó repetir la formación, o al menos el esquema, que tan buenos réditos le dio en Mar del Plata. Por eso, envió al terreno de juego a Walter Cáceres; Cristian Vega, Julio César Caldiero (ST 24` Jaime Molfeso), Mariano Sardi, Matías Maidana; Maximiliano Acosta (ST 29` Enzo Pelosi), Gustavo Arce, Marcos Brítez Ojeda, Elvio Fredrich (ST 18` Daniel Fernández); Gonzalo Bustamante; Juan Martín.
Del mismo modo, el entrenador de Talleres, Humberto Grondona, puso en cancha a Valentín Brasca; Guillermo Báez, Federico Lussenhoff, Celso Esquivel; Julio Buffarini (ST 24` Juan galárraga), Cristian Basualdo (ST 15` Juan José Serrizuela), Sergio Zermattén, Matías Quiroga; Lucas Wílchez (ST 35` Emanuel Céliz); Luís Salmerón y Sebastián Cobelli.
Sonó el silbato de Néstor Pitana, y la pelota comenzó a rodar por el verde césped de Lomas. El comienzo fue inmejorable para el mil rayitas. A los 2 minutos, una de las figuras del partido, Maximiliano Acosta, envió un centro desde la derecha y Juan Martín logró conectar con pierna derecha. Su remate se fue muy cerca del palo izquierdo del arquero de la T.
A Los 8´, otro de muy buen rendimiento, Gustavo Arce, envió un centro para que entrara por atrás Elvio Fredrich. Su cabezazo picó y estuvo a punto de entrar al ángulo, pero Brasca en un gran esfuerzo dijo que no, enviando la pelota al corner.
En la jugada siguiente, desde la derecha del ataque mil rayitas, Gonzalo Bustamante envió un muy buen centro para que Juan Martín cabecee muy cerca nuevamente.
Era todo de Los Andes, Talleres estaba perdido, agazapado y esperando para contragolpear.
A los 15´ tras una guapeada de Fredrich, que no dio por perdida una pelota que se estaba por escapar por la línea de meta, envió un centro cruzado para que entrara Maxi Acosta y se generara el delirio en todo Lomas.
Recién a los 24 minutos la vista llegó con peligro. Era un tiro libre muy peligroso ejecutado en forma excelente que se colgaba del ángulo. Afortunadamente, Walter Cáceres logró desviar poniendo en riesgo su integridad física, ya que al caer se golpeó contra el palo izquierdo de su arco.
Más allá de algún remate de media distancia, Talleres no lograba inquietar. Sin embargo, Los Andes tiene la fea costumbre de complicarse solo. A los 35´, Los Andes quedó mal parado en un ataque a favor, y Sebastian Cobelli definió el contragolpe de Talleres. Pagamos muy caro un error infantil.
En el segundo tiempo, el partido no tuvo grandes cambios a nivel global. Las mejores situaciones seguían siendo para el mil rayitas, tal es así, que a los 46´ Elvio Fredrich remató un tiro libre en forma brillante, pero encontró bien parado al 1 de la T.
A los 11´ Marcos Brites Ojeda picó el balón por sobre los defensores de la visita para la entrada de Gonzalo Bustamante, quien quiso definir picándosela también al arquero. Era un golazo, pero la sacaron en la línea.
A los 16´, la tragedia. Un balón que pierde Marquitos en la mitad de la cancha, derivó en el golazo del habilidoso Lucas Wílchez. Volvemos a lo de siempre. Cuando te equivocas, no te perdonan.
El resto estuvo decididamente de más. En esta oportunidad, los cambios implementados por “Quique” no surtieron el efecto deseado, y Los Andes se olvidó de jugar para dedicarse a tirar pelotazos.
No hubo caso. Se perdió en casa y dolió mucho.
Lo rescatable es que se jugó mejor que el rival, y que si se logra cambiar las pequeñas cosas que hoy están complicando los resultados del equipo, el mil rayitas va a ganar muchos más partidos de los que va a perder. Ojala así sea.
Se viene Olimpo, un rival al que tenemos de hijo. Esperemos que esta tendencia se mantenga, y que nos podamos traer 3 puntazos de Bahía Blanca.

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