domingo, 7 de septiembre de 2008

Vendimos cara la derrota.

En un partido raro, Los Andes volvió a caer como visitante pero por primera vez en el campeonato, cerró el partido con una muy buena imagen.
Y es que hasta el momento, el mil rayitas solo demostraba buenos pasajes de fútbol en los primeros tiempos, y luego sobrevenía la debacle. En esta oportunidad, sufrió al principio, pero volvió a Lomas con la frente bien alta.
Es cierto que la levantada de los dirigidos por Rodolfo Della Picca estuvo directamente relacionada con los descuidos del local, pero cuando todo parecía indicar que Los Andes sufriría otra goleada, aparecieron la garra y el juego reclamado. Ésto, viene como anillo al dedo para la moral y el ánimo del grupo.
Para el arranque, “Fito” dispuso a los siguientes once: Luciano Díaz; Nicolás Foglia, Julio César Caldiero, Maximiliano Natalicchio, Diego Ludueña; Darío Ruiz, Marcos Britez Ojeda, Elvio Fredrich; Gonzalo Bustamante; Juan Acosta Cabrera y Juan Martín.
Por su parte, “el Tete” Quiróz, paró en cancha a Luis Ojeda; Alejandro Pérez, Lucas Alesandria, Walter Jacob, Raúl Gorostegui; Martín Zapata, Fernando De La Fuente, Jorge Torres; Paulo Rosales; César Pereyra y Claudio Guerra.
El encuentro comenzó con mucho ritmo. Los Andes intentaba hacer pie en la mitad de la cancha, y el “tatengue” intentaba llevárselo por delante.
Pero cuando las cosas al rival no le salen, Los Andes se las facilita. A los 6 minutos de comenzado el encuentro, una pésima salida de Luciano Díaz, quien intentó sacar largo, le sirvió en bandeja la pelota a la delantera de Unión para que con dos toque y la definición de Claudio Guerra comenzaran a festejar.
Se hace muy difícil cuando las cosas no salen como uno desearía, y se entra a la cancha con un gol desde el vestuario.
¿El primer tiempo? Un monólogo de Unión. Los Andes estaba diezmado y confundido. Le llegaban por todos los costados y daba la sensación de que el partido terminaría en goleada. Afortunadamente, solo fueron tres los tantos recibidos. A los 30´ tras una buena jugada, Paulo Rosales cruzo el balón de bolea y venció al uno mil rayitas. Cuando se moría el primer tiempo, a los 41´ Jorge Torres hundió un poco más las esperanzas de Los Andes.
Nadie, ni el más fanático, hubiera imaginado semejante cambio en el cotejo, ni mucho menos, que Unión terminaría pidiendo la hora.
El baluarte de semejante reacción, fue Marcos Britez Ojeda, quien a cara de perro comenzó a recuperar todas y cada una de las pelotas que pasaban por el medio campo y a distribuirlas con su habitual criterio.
Y justamente él, a quien se le suele reclamar que remate más desde media distancia, a los 19´ amagó a disparar con pierna izquierda para dejar en ridículo a la defensa del “tatengue”, y acarició la pelota con la otra pierna a media altura. Golazo.
¿Cómo no contagiarse de semejante jugador? El equipo demostró no conformarse con un mero descuento, y siguió yendo hacia delante. Tal es así, que a los 21´, tras un corner ejecutado desde la derecha del ataque mil rayitas, Juan Martín se elevó más que todos para poner las cosas a solo un gol de diferencia.
Sí, era la locura, los muchachos estaban remontando una historia que parecía terminada hacía rato.
Con decir que el público, el cuerpo técnico y el equipo local terminaron el partido pidiendo por clemencia que Mauro Giannini hiciera sonar el silbato.
Quedó tiempo para una más de Los Andes en los pies de Juan Martín, pero Luis Ojeda cerró la persiana. Una verdadera lástima.
Lo importante es que el equipo se dio cuenta de que puede y de que tiene con que enfrentarse a los poderosos equipos del interior.
Esperemos que esto sirva anímicamente para el plantel, y que demos el batacazo el próximo jueves en Mendoza frente a Independiente.
¡Vamos Los Andes que se puede!

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