martes, 10 de marzo de 2009

Nada.

Nada trajimos de la complicada excursión a Córdoba.
Esta bien, estaba en los papeles y en los planes.
No es preocupante, por lo menos por ahora, que el equipo no tenga buenos resultados de visitante.
Lo verdaderamente preocupante aquí, es no obtener puntos en condición de local.
Se vienen dos partidos bravísimos. Por un lado Unión, un equipo que nos lleva una amplia diferencia en el historial. Por el otro, Independiente de Mendoza, que viene de hacer 3 goles frente a Belgrano de Córdoba.
Como hé dicho en párrafos anteriores, aún no nos encontramos en la necesidad imperiosa de salir victoriosos en las bravas paradas del interior, puesto que con ganar 4 o 5 partidos de local, Los Andes pasa a otro nivel en la tabla de los promedios.
Habrá que trabajar mucho en el aspecto anímico, en la concentración, y, por sobre todas las cosas, en el trabajo defensivo.
Los Andes de mitad de cancha para adelante anda más que bien, y cuando se lo propone, puede desdibujar a sus rivales. Pero Los Andes peca en el aspecto defensivo. No sabe como sostener los resultados.
Si uno hace memoria, no va a recordar ningún partido del Mil Rayitas, en el que haya obtenido un buen resultado defendiendose.
De esto se desprende que, cuando Los Andes es el que tiene la iniciativa sabe a que está jugando, pero cuando pierde el balón e intenta refugiarse dentro de su propia área, termina sufriendo goles en contra.
Evidentemente, no nos conviene defendernos.
Falta mucho trabajo en ese aspecto, como para que ese tipo de estrategias, nos de los frutos esperados.
Hay que aprovechar el potencial existente de mitad de cancha para adelante, y tratar de jugar lo más alejado posible de nuestra propia valla, por lo menos, hasta que el funcionamiento de la última línea, tenga el suficiente rodaje como para ser más solvente en los momentos críticos, y que en conjunto, demuestren lo que uno sabe que individualmente están en condiciones de dar.

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